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Entrevista a Venancio


TODAVÍA QUEDAN BUENAS PERSONAS Un domingo cualquiera, alguien se levantó a las 6:30 para ir a la montaña: se vistió, desayunó, salió de su casa y, mientras se dirigía al sitio donde había quedado con sus amigos, se encontró un pequeño monedero en un portal. Había muchas monedas esparcidas por el suelo. Las recogió y las metió dentro de la pequeña bolsa. Miró dentro del mismo y, entre algunos billetes, sobresalía un carnet de identidad. Lo cogió para saber el nombre del propietario, después lo volvió a meter y cerró la cremallera. Durante todo el día estuvo pensando en lo que debía de hacer. Durante todo el día estuvo luchando consigo mismo. Por la tarde, estaba agotado. Llegó a su casa, dejó todos los bártulos y salió a la calle: llegó a un bloque de pisos, tocó un timbre, se puso una mujer, bajó un hombre, le extendió el carnet, el chico sopló, después le entregó el monedero, le dio la mano y se fue. Mientras se alejaba, el chico musitó: «Todavía quedan buenas personas». El montañero contestó: «Soy Cristiano». Venancio Rodríguez Sanz
LA MEMORIA DE LA PIEL
Una montañera de cierta edad le pregunta a un chico: ─ ¿Cómo se llama esta zona? Y el chico le contesta: ─ Pues no lo sé. Soy un ignorante de los nombres de las montañas. Los intelectuales van por allí arriba. La señora vuelve a preguntar: ─ Es que me gustaría saber cómo se llama esta montaña. Y el chico le pregunta: ─ ¿Y para qué lo quiere saber? La señora le responde: ─ Me cuesta recordar. Lo intento, lo intento, pero no consigo acordarme de los nombres. A lo que el chico repone: ─ Hay técnicas para memorizar. Pero eso no le va a ayudar a ser feliz. Le ayudará a seguir adelante recordar una caricia. Le ayudará a superar las amarguras un beso. Le ayudará a sobrellevar la vida un abrazo. Le ayudará a seguir adelante una poesía… Sin decir nada, la señora sonríe. El chico sigue hablando: ─ Déme la mano. La señora se la da. El chico le coge la mano y por el dorso de ella le hace una lenta caricia, y le dice: ─ Recuerde esto señora, ¡Ah! Recuerde también que la piel tiene memoria. Venancio Rodríguez Sanz
AURORA
Tu sonrisa; deshielo… Carámbanos cuelgan de sus nidos golondrinas que, como todos los años tornan con sus cantos alegres. Sonrisa, vuelve a mí como la primavera con sus amapolas, alegría, margaritas, risa, violetas salpicadas de verano preñados de tu aurora. Venancio Rodríguez Sanz
CARTAS AL DIRECTOR DEL HERALDO DE ARAGÓN: EL TERRORISTA
-Mire usté Ceñó diretó del Eraldo de Haragón:
Yo, yo quería publicá una nociticia, aber zi le gusta, con todo respeto: «Una zeñora mu anciana iva a cruzá la calle, pero no podía, porque estava mu transitá de transito. Un niño de zinco años viéndola padecé, ce ofreció a ayudarla, y la ayudó a cruzá».
¿Qué le paece, Ceñó la noticia?
– Nada, nada, esto no vale.
-¿Y esta otra?: «Un hombre: terrorista, machista, depravado, manipulador, cruel, sangriento, etc. etc… Mató a sus hijos, a su mujer y a los padres de ésta. Después se arrancó las venas del cuello y se arrojó desde un décimo piso. En su caída fue dándose golpes con los colgadores de ropa que encontraba a su paso y, en cada colgador se dejaba un miembro de su cuerpo. Al suelo solo llegaron los dientes, dientes que recogió un joven que por allí pasaba y se hizo con ellos un pearcing que se colocó en los testículos». ¿Qué le parece esta noticia: señor director de las cartas al Heraldo?
-¡Hombre! Haber empezado por ahí.
De Venancio Rodríguez Sanz
¿QUIÉN DEMONIOS HABLA CUANDO HABLAMOS?
A pesar de las innumerables investigaciones realizadas, no se sabe con certeza cuándo y cómo nació el lenguaje. Aunque muchos investigadores tratan de echar luces sobre este misterio, sus resultados no pasan de ser más que meras especulaciones. Pero, ¿qué ocurre en una mente que no posee ningún código para expresarse? Sucede que es un caos, todo es confusión y oscuridad. Y cuyo único norte es el instinto básico. Helen Adans Keller a la edad de 19 meses, sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición. Su incapacidad para comunicarse desde temprana edad fue muy traumática para Helen y su familia, por lo que estuvo prácticamente incontrolable hasta los siete años. En el primer versículo del Evangelio de San Juan dice:”En el principio existía la palabra, la palabra estaba con Dios y la palabra era Dios”. Teniendo en cuenta la antigüedad de estas palabras, la persona que las escribió y, según expertos en ligústica como: Chomsky, Levy- estrauss, Saussure, etc. La vital importancia que tiene el lenguaje en nosotros: “No acierto a comprender, ¿cómo pudo pronunciar San Juan tan reveladoras palabras?”.
Venancio Rodríguez Sanz
SOR LUCÍA CARAM O EL FLACO FAVOR
En la pág. 13 del Heraldo del jueves 21 de mayo, se puede ver una foto en la que aparece Sor Lucía Caran vestida de monja y al Presidente de Cataluña. Y junto a ésta, un texto encabezado por un rotulo que dice: «Sor Lucía Caram se declara «enamorada» de Artur Mas». Estimo que su presencia y sus declaraciones públicas dichas en época de elecciones, son claramente un acto de apoyo al partido Convergencia y Unió. Yo creo que esta señora tiene derecho de apoyar a quien quiera, siempre y cuando se quite el hábito de monja. Pues al llevarlo, está utilizando lo que representa en beneficio de sus ideas, además de confundir al personal. Parece que Sor Lucía fuera en representación de la opinión de la Iglesia. Cosa que no es cierta, porque según reza en el periódico: «El nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, le ha llamado al orden». Y ésta se ha negado a obedecer aduciendo: «No me amordazarán». Si cree esta monja que con su actitud y su incontinencia verbal va a ayudar a los pobres, -¿a qué pobres se referirá?-, mi criterio es que les va a hacer un flaco favor tanto a ellos como a ella misma…
A VER, PREGUNTA: ¿UN GARAJE ES UN WATER? Tengo una plaza de garaje en la calle Martín Abanto nº 3 de Zaragoza, que es el vivo ejemplo de lo que pasa en el mundo. Entre la persiana y la acera hay un pasillo de unos 5 metros de profundidad. Muchas mañanas nos encontrábamos con la desagradable sorpresa de que alguien se había aliviado allí sus esfínteres. Como solución, la comunidad de propietarios acordamos cerrar ese espacio con una puerta mecánica. Aunque las sorpresas desagradables terminaron, aquí no se acabaron nuestros problemas. La puerta que colocamos, a menudo se estropea debido a que hay usuarios que empujan o golpean con sus coches a la misma con el consiguiente gasto. Y es que, la calle es muy estrecha y los coches grandes tienen que hacer maniobras para entrar. Los clásicos griegos decían: «Los dioses nos castigan atendiendo nuestras súplicas». Aunque se me adelantaron un poco, yo he llegado a la misma conclusión gracias a mi garaje. Ahora lo veo claro y me pregunto, ¿quién nos hemos creído que somos nosotros, los opulentos propietarios, para privar a esa pobre gente de la necesidad de aliviar sus apretones en nuestro garaje? ¡Eh! Venancio Rodríguez Sanz